Polución, ¿enemigo número 1 de tu piel?
La contaminación del aire envejece la piel de forma prematura
La relación entre medio ambiente y salud es un hecho aceptado por toda la comunidad científica y motivo de preocupación para gran parte de la sociedad. Uno de los mayores problemas del mundo actual se basa en la contaminación ambiental.
Gran parte de la población desconoce que la contaminación del aire no solo afecta la salud de las personas desencadenando enfermedades, sino que también produce efectos dañinos sobre nuestra piel. Es verdad que los individuos nacen con un envejecimiento cronológico debido a la genética, pero no es menos cierto que la polución se está convirtiendo en nuestro enemigo número uno (por delante del sol y sus nocivos rayos UV).
La contaminación ambiental pertenece al término exposoma, grupo formado por los principales factores extrínsecos que afectan al envejecimiento debido al estrés oxidativo. Este exposoma también incluye componentes como la temperatura, la nutrición, el estrés, el humo del tabaco y la falta de sueño.
La polución, sobre todo, hace referencia a la contaminación del aire que envejece la piel de forma prematura, ya que cuanto mayor sea la exposición a partículas pequeñas nocivas, NO2 y ozono, mayor será la probabilidad de aparición de arrugas y manchas en la piel. Te explicamos los mecanismos por los que la contaminación daña la piel y también cómo prevenir y tratar sus efectos dañinos.
Mecanismos por los que la contaminación del aire daña la piel
La piel constituye la principal barrera física, química e inmunológica contra los factores ambientales, y puede ser alterada fácilmente como se detallará en los siguientes apartados.
1. Formación de radicales libres
Los radicales libres son moléculas inestables que han perdido electrones, y se forman fruto de reacciones metabólicas en el cuerpo humano. Es por ello por lo que para poder conseguir la estabilidad necesitan desencadenar reacciones de estrés oxidativo, donde oxidarán a otras moléculas, buenas para nuestro organismo, debilitándolas.
En condiciones normales este problema es contrarrestado por antioxidantes presentes en nuestro cuerpo que otorgan de forma generosa electrones a estos radicales libres, estabilizándolos, sin producir ninguna reacción de oxidación en componentes de nuestro cuerpo.
El desequilibrio se produce cuando se añaden factores ambientales como la contaminación, donde componentes como el ozono son ricos en radicales libres que penetran en nuestra piel, e inactivan a los antioxidantes naturales presentes en ella. Como consecuencia aparece un envejecimiento prematuro debido a la disminución de colágeno y elastina, principales proteínas de la piel, lo que conlleva a la aparición de arrugas y a una piel sin firmeza ni elasticidad.
2. Alteración de la microflora cutánea
La polución afecta de forma grave a la barrera cutánea. Este escudo está compuesto por millones de microorganismos que forman la flora cutánea, y que tienen un efecto protector en la piel. Cualquier desequilibrio en la flora afecta a los lípidos que son necesarios para que la barrera cutánea cumpla su función, haciendo que la piel se vuelva más frágil y, por lo tanto, más vulnerable a los daños que provoca la contaminación. Además, cuando las partículas contaminantes bloquean los poros, crean las condiciones ideales para el crecimiento de la bacteria involucrada en la aparición del acné, “Propionibacterium acnés”.
3. Hiperpigmentación
La hiperpigmentación lleva consigo la aparición de manchas en la piel dando lugar a un tono desigual. Esto es debido por una producción excesiva de melanina, molécula pigmentaria de la piel. La melanina es producida por los melanocitos, células presentes en la epidermis, y como todos los productos, en cantidades excesivas es dañina. Los elementos contaminantes presentes en la atmosfera son los responsables de una proliferación desmesurada de los melanocitos, los cuales producirán grandes cantidades de melanina, apareciendo manchas cutáneas.
4. Inflamación cutánea
Los contaminantes atmosféricos producen la activación de cascadas inflamatorias, donde se liberan muchas citoquinas, componentes del sistema inmunitario, que producirán reacciones de inflamación. Además, se activa el receptor de aril hidrocarburos (AhR), el cual en condiciones normales se encuentra inactivo, pero tiende a “despertar” ante la presencia de agentes contaminantes tales como las dioxinas, los hidrocarburos aromáticos policíclicos o el ozono. Su acción conlleva el desarrollo de erupciones cutáneas parecidas a la dermatitis atópica, estando también relacionado con la melanogénesis o producción de melanina y la reducción de colágeno.
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